Un momento clave en el proceso espiritual y literario de Teresa fue la promulgación, el 17 de agosto de 1559, del Índice de Libros Prohibidos, por el Inquisidor General Fernando Valdés. Su objetivo era evitar la lectura tanto de la Biblia en lengua vernácula, como de los libros de espiritualidad sospechosos de contaminación con doctrinas heréticas. En el Libro de la Vida, Teresa se lamenta por esta prohibición:
Cuando se quitaron muchos libros de romance, que no se leyesen, yo sentí mucho, porque algunos me daba recreación leerlos, y yo no podía ya, por dejar los [escritos] en latín, me dijo el Señor: No tengas pena, que yo te daré libro vivo. Yo no podía entender por qué se me había dicho esto, porque aún no tenía visiones; después, desde a bien pocos días, lo entendí muy bien, porque he tenido tanto en qué pensar y recogerme en lo que veía presente, y ha tenido tanto amor el Señor conmigo para enseñarme de muchas maneras, que muy poca o casi ninguna necesidad he tenido de libros. Su Majestad ha sido el libro verdadero adonde he visto las verdades. ¡Bendito sea tal libro, que deja imprimido lo que se ha de leer y hacer de manera que no se puede olvidar! (V 26, 6).
No es difícil descubrir, tras este lamento, una crítica a la Inquisición, a su manera de proceder, enmendada por el propio Cristo, que, ante la pérdida de lo más preciado de la biblioteca de Teresa, se convertirá para ella en libro vivo, en libro verdadero, lo que propiciará la transformación de esta mujer, de lectora, en escritora.
El Blog de la Biblioteca Nacional Española ha publicado recientemente (los días 9 y 24 de junio, y 10 de julio de este año), un artículo en tres partes dedicado al tema de los libros prohibidos por la Inquisición. Su autor, Manuel Pérez Rodríguez. Así nos presenta este trabajo:
La Inquisición Católica, dado el desafío planteado por la irrupción de la Reforma Luterana, y a fin de mantener en el Occidente Europeo su hegemonía, combatió la heterodoxia, la disidencia religiosa y el espíritu crítico por medio de la censura y de la eliminación física de libros y personas. El Santo Oficio hispano, que actúa con plena independencia del romano, en su incesante lucha contra la herejía lastrará el desarrollo ideológico, crítico y científico hasta el final del Antiguo Régimen. Esta entrada es una invitación sincera a conocer estos fondos prohibidos y los índices que con mayor o menor diligencia los compilaron, de la mano de interesantes colecciones bibliográficas, como la de autores heterodoxos de Luis Usoz, el inventario de papeles de censuras de obras impresas efectuado por A. Paz y Meliá, o la biblioteca de libros prohibidos del Consejo de la Suprema Inquisición, que están siendo digitalizadas y difundidas en línea por la Biblioteca Nacional de España a través de su Biblioteca Digital Hispánica.
Aquí podéis leer las tres partes del artículo:
- De libros prohibidos y bibliotecas digitales (I). El acoso al Humanismo hispano: El primer Índice de Fernando de Valdés (1551)
- De libros prohibidos y bibliotecas digitales (II). El acoso a la espiritualidad hispana: De los Decretos de Emergencia de 1558 a los primeros focos heréticos hispanos: El II Índice de Fernando de Valdés-Melchor Cano (1559)
- De libros prohibidos y bibliotecas digitales (III). Trento y la Contrarreforma: Los sucesivos Índices de Arias Montano, Quiroga, Sandoval y Zapata y el acoso a los catedráticos salmantinos y Carmelitas Descalzos
hermoso articolo gracias mi Madre
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