En el marco de la llamada “nueva historia de la Iglesia”, el historiador Javier Burrieza Sánchez presenta en un reciente estudio un retrato singular de las religiosas fundadoras como mujeres viajeras. Lejos de la imagen estática de la clausura, estas monjas caminaron —y escribieron— movidas por un objetivo espiritual: fundar nuevos espacios de vida contemplativa en el interior de un mundo en transformación.
Publicado en la Revista de Historia Moderna (n.º 43, 2025), el artículo «La clausura al hombro: los viajes fundacionales de las contemplativas (ss. XVI-XVIII)» ofrece un recorrido riguroso por tres ámbitos distintos: las fundaciones derivadas de la reforma de las órdenes religiosas, el exilio de monjas perseguidas por razones confesionales, y las misiones americanas de clausura. El corazón del primer bloque lo ocupa la expansión del Carmelo teresiano.
La figura de Teresa de Jesús aparece como hilo conductor de un modelo de itinerancia conventual que desafía, sin romperlo, el ideal de vida recogida. Su Libro de las Fundaciones es leído aquí como una verdadera “crónica de viaje”, donde no faltan los relatos de caminos perdidos, posadas inhóspitas o montañas atravesadas al amparo de san José. Las carretas, los reposteros, la campanilla para el rezo de las Horas… formaban parte de ese intento por reproducir la clausura aun en tránsito.
Dos discípulas directas de la Santa prolongaron esta geografía espiritual: Ana de Jesús y Ana de San Bartolomé. Ambas lideraron la expansión del Carmelo reformado más allá de los Pirineos, primero en Francia y después en los Países Bajos, en diálogo constante con el entorno político y religioso. Sus relatos y cartas —evocados con riqueza por Burrieza— no solo recogen obstáculos del viaje, sino también conversiones inesperadas, visiones providenciales y la influencia profunda de los escritos de Teresa en las vocaciones europeas.
El texto ofrece además valiosas referencias documentales (epistolarios, crónicas conventuales, autobiografías) y llama la atención sobre las implicaciones culturales y espirituales del hecho de “caminar” para estas mujeres. No se trataba de un desplazamiento anecdótico, sino de una experiencia vital y teológica que transformaba a quienes la vivían… y también a quienes la leían.
Quienes nos interesamos por la historia del Carmelo descalzo encontramos aquí una perspectiva bien documentada sobre el modo en que las carmelitas fundadoras tejieron red de conventos, palabras y caminos, llevando —al hombro y en el alma— la clausura, la oración y el deseo de evangelizar desde el silencio.
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Cita bibliográfica del artículo:
BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier, “La clausura al hombro: los viajes fundacionales de las contemplativas (ss. xvi-xviii)”, Revista de Historia Moderna, n.º 43 (2025), pp. 55-82. https://doi.org/10.14198/rhm.29779
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Es una fantasía lo que aquí se quiere transmitir. Pero una fantasía que es real porque es historia. Y cuando digo historia, quiero decir «pasado». Sin embargo, hay algo que me repele en este recuerdo esplendoroso y es que, estamos en un momento histórico opuesto al descrito. Hoy las comunidades salen de sus conventos no para fundar nuevos «palomarcitos», sino para cerrarlos. Las monjas en general y las carmelitas en particular vuelan en avión, y ellas mismas conducen sus coches, en sustitución de las carretas y burros de antaño, pero no para fundar, sino para «fundirse» con otras comunidades en un movimiento regresivo que pone de manifiesto que ha terminado una época de esplendor eclesial y se ha iniciado otra de carencias, renuncias y espacios vacíos. Sigue habiendo anécdotas, pero muy diferentes. Sigue habiendo un mundo en transformación, pero diametralmente opuesto al descrito. Es por eso que pienso que de poco ayuda el escrito a la nueva situación por la que pasan las monjas contemplativas de clausura. Hecho en falta estudios a todo nivel (sociológico, histórico, antropológico, psicológico y espiritual) que pueda ayudarlas a ellas (y a los que las queremos y contemplamos), a entender qué está pasando. Pero sobre todo, extraño intuiciones e iniciativas realmente interesantes, que ayuden a descubrir nuevos caminos por donde transitar…Eso me parecería mucho más interesante, mas fructífero, y más consecuente con la situación actual, donde el ir y venir de monjas y frailes, no llega a ninguna parte….