Hoy, 28 de marzo, día en que celebramos el 510 aniversario del nacimiento de Teresa de Jesús ha tenido lugar la presentación, en Alba de Tormes, de la Vera Effigies, el rostro verdadero de Teresa de Jesús. En el acto, han intervenido el P. Miguel Márquez, por videoconferencia, y desde la basílica de Alba, el P. Provincial Francisco Oreja, la alcaldesa de Alba de Tormes, Concepción Miguélez, el P. Prior de Alba y Salamanca, Miguel Ángel González y la Hna. Elsa Campa, presidenta de la Federación de Castilla-Burgos y responsable de la comunidad de Alba.
La escultora
Jennifer Mann es una escultora australiana que trabaja en los Macedon Ranges. Su obra incluye retratos, esculturas figurativas y estatuas de bronce, utilizando diversas técnicas como la fundición a la cera perdida, terracota, mármol, yeso y resina. Ha realizado encargos públicos en Melbourne y Sídney, así como retratos privados en Australia e Italia.
Ha perfeccionado sus habilidades en EE.UU., Italia y el Reino Unido, estudiando escultura en terracota florentina y talla en mármol en Pietrasanta. Además, se formó en anatomía y reconstrucción facial forense en las universidades de Texas y Dundee, lo que la llevó a ocupar el puesto de Escultora Forense en el Instituto de Medicina Forense de Victoria.
Su obra se centra en la escultura de retratos con un enfoque en la expresión y la psicología del sujeto, buscando capturar su esencia y generar una conexión emocional con el espectador.
Así narra ella su experiencia de esculpir a santa Teresa
Vera efigies de santa Teresa de Jesús
El profesor Ruggero D’Anastasio, miembro del equipo del proyecto de investigación, contactó conmigo para reconstruir el rostro de Santa Teresa de Jesús.
Los investigadores me proporcionaron diversos datos para reconstruir el rostro de Santa Teresa de Jesús: medidas antropomórficas detalladas y radiografías tomadas desde varios ángulos.
Otras fuentes importantes de la época de Santa Teresa de Jesús incluyen un retrato de fray Juan de la Miseria y una descripción detallada de Santa Teresa de Jesús realizada por la Madre María de San José, que convivió con la Santa. La descripción es asombrosa. Se trata de un relato de la Santa detallado y matizado, realizado por una testigo excepcional. Observó que el rostro de la Santa se dividía perfectamente en tercios, que tenía las cejas anchas y arqueadas y tres lunares en la cara.
La clave para reconstruir el rostro de Santa Teresa de Jesús ha sido conjugar metódicamente todas las fuentes de datos en cada etapa del proceso.
He comenzado reconstruyendo el cráneo con arcilla, utilizando las medidas antropomórficas y las imágenes de las radiografías. He colocado la mandíbula correctamente y he esculpido los dientes para reemplazar los que se habían caído. Después he utilizado una combinación de metodologías de aproximación facial forense utilizadas en Estados Unidos y en el Reino Unido.
Este proceso ha supuesto varias etapas. Primero he colocado marcadores de profundidad de tejidos en puntos específicos del rostro y del cráneo; después, con arcilla blanda sobre base de aceite he moldeado los músculos principales sobre la arquitectura ósea del cráneo.
Las características de los tejidos blandos como los ojos, la nariz y los labios, se han estimado mediante fórmulas basadas en las mediciones de la cabeza y en el estudio de las radiografías. Con estas fórmulas he calculado la longitud, el ancho y el ángulo de la nariz, la forma de la punta y la altura, así como el ancho de los labios, obteniendo orientación proporcional para la correcta posición de los ojos dentro de las órbitas óseas de la cabeza. Finalmente he aplicado una capa de arcilla hasta la altura de los indicadores de profundidad de los tejidos.
Con el consentimiento del Padre Postulador General de los Carmelitas Descalzos, he esculpido a Santa Teresa de Jesús alrededor de los 50 años, reflejando su apariencia regordeta, tal como la describió la Madre María de San José.
El velo, la toca y el hábito de Santa Teresa de Jesús están inspirados en pinturas concretas siguiendo el consejo del Padre Miguel Ángel González.
El mundo ha cambiado muchísimo desde que Santa Teresa de Jesús vivió en el siglo XVI. La tecnología moderna nos permite recrear rostros históricos basándonos en datos científicos; lo que significa que esta escultura puede ser la representación más exacta de cómo era realmente Santa Teresa de Jesús en vida.
Ha sido un honor para mí realizar esta importante obra.
Profesora Jennifer Mann
Victorian Institute of Forensic Medicine
Universidad de Monash, Victoria, AustraliaMaría de San José describe a la Madre Teresa de Jesús
Era esta Santa de mediana estatura, antes grande que pequeña; tuvo en su mocedad fama de muy hermosa y hasta su última edad mostraba serlo; era su rostro no nada común sino extraordinario, y de suerte que no se puede decir redondo ni aguileño; los tercios de él iguales, la frente ancha e igual y muy hermosa, las cejas de color rubio oscuro con poca semejanza de negro, anchas y algo arqueadas; los ojos negros, vivos y redondos, no muy grandes, mas muy bien puestos; la nariz redonda y en derecho de los lagrimales, para arriba disminuida hasta igualar con las cejas, formando un apacible entrecejo, la punta redonda y un poco inclinada hacia abajo, las ventanas arqueaditas y pequeñas y toda ella no muy desviada del rostro. Mal se puede con pluma pintar la perfección que todo tenía: la boca, de muy buen tamaño; el labio de arriba delgado y derecho, el de abajo grueso y un poco caído, de muy linda gracia y color; y así la tenía en el rostro, que con ser ya de edad y muchas enfermedades, daba gran contento mirarla y oírla porque era muy apacible y graciosa en todas sus palabras y acciones. Era gruesa más que flaca y en todo bien proporcionada; tenía muy lindas manos, aunque pequeñas; en el rostro, al lado izquierdo, tenía tres lunares levantados como verrugas pequeñas, en derecho unos de otros, comenzando desde debajo de la boca el que mayor era, y el otro entre la boca y nariz, el último en la nariz, más cerca de abajo que de arriba. Era en todo perfecta como se ve por un retrato que al natural sacó fray Juan de la Miseria, un religioso nuestro.
María de San José (Libro de Recreaciones, recreación VIII, pág. 188)



sabemos muy bien que ese no era el rosto de Teresa. Será arte, aunque a mi no me goste mucho. No reproducion. Fray Juan de la Miséria lo hino mejor.
eso será arte. Jamás reconstrucción. Y no me gusta
La fama de su belleza, que tan bien se había preservado, era muy justa, para mí. Otra gracia que le dio el Señor.