Teresa de Jesús: nuevos datos sobre su constitución física

Como ya hemos ido informando en este blog, recientemente, se ha llevado a cabo un minucioso reconocimiento canónico de los restos mortales de santa Teresa de Jesús, dirigido por el antropólogo italiano Luigi Capasso junto con un equipo de expertos de la Universidad «G. D’Annunzio» de Chieti-Pescara. Este estudio no solo ha permitido verificar el estado de conservación de las reliquias de la Santa, sino que también ha arrojado luz sobre aspectos de su biografía física y de salud.

El informe científico es extenso, pero he aquí algunos de los hallazgos más destacados, presentados de forma sencilla y comprensible:

Un cuerpo extraordinariamente conservado

Los restos de santa Teresa se encuentran en distintos lugares. En Alba de Tormes se conserva su cuerpo en una urna de plata, junto con su corazón y su brazo izquierdo en relicarios separados. Su mano izquierda está en Ronda (Málaga), y su pie derecho en Roma. Todos los análisis realizados han demostrado un estado de conservación asombroso: piel, tejidos subcutáneos, huesos y músculos se mantienen en condiciones excepcionales.

Uno de los hallazgos más llamativos ha sido el del rostro de la Santa. Se ha comprobado que conserva el cuero cabelludo con rastros de cabello castaño, el párpado derecho con su iris oscuro intacto, la nariz con sus cartílagos completos y los músculos faciales en estado de reposo, reflejando una expresión de serenidad.

Los análisis también confirmaron la ausencia de microorganismos activos, garantizando que los restos no están en proceso de degradación. Como medida preventiva, se ha realizado una desinfección de la urna y de los tejidos momificados para evitar posibles daños en el futuro.

Una vida de entrega y sufrimiento

El estudio ha permitido reconstruir aspectos del biotipo de la Santa. Se ha determinado que medía 156,8 cm. y que su estructura ósea era frágil, con una musculatura poco desarrollada. Se han encontrado evidencias de osteopenia y osteoporosis, que afectaban su columna vertebral con una cifosis cervical y dorsal severa, lo que le daba una postura encorvada. Esta condición también habría dificultado su descanso, obligándola a mantener la cabeza elevada al acostarse.

Otro hallazgo importante ha sido la grave artrosis en sus rodillas, más pronunciada en la izquierda, con evidencias de desgaste del cartílago articular hasta el contacto directo de los huesos. Además, se han detectado espolones calcáneos en ambos pies, lo que sugiere que caminaba con dolor. Se ha observado también una posible infección crónica en el dedo gordo del pie derecho, compatible con una uña encarnada.

La exploración dental ha mostrado que solo se conservan tres dientes: el segundo molar superior izquierdo y los dos caninos inferiores. Se han identificado caries avanzadas, sarro y signos de prácticamente una pérdida total de piezas dentales en vida.

La huella de su vocación de escritora

Uno de los descubrimientos más reveladores ha sido la «entesopatía por sobrecarga» en su brazo derecho, una lesión compatible con el esfuerzo repetitivo de escribir. Esto confirma que Teresa de Jesús dedicó largas horas a la escritura, actividad clave en su legado espiritual y literario.

En cuanto a su corazón, aunque no se han detectado signos patológicos evidentes, los análisis genéticos en curso podrían revelar si padecía alguna afección cardíaca hereditaria, como algunos indicios históricos han sugerido.

Más allá de la ciencia: una reflexión

Estos hallazgos, aunque puedan parecer fríos datos científicos, nos acercan a la humanidad de Santa Teresa. Nos permiten imaginarla, no solo como la gran mística y escritora, sino como una mujer real, con sus dolores y limitaciones físicas. Este estudio es un recordatorio de que la santidad no está reñida con la fragilidad humana. Al contrario, a menudo se manifiesta a través de ella. Nos invita a admirar a quienes, como Santa Teresa, supieron trascender sus limitaciones y dejar una huella imborrable en el mundo.

El verdadero rostro de Teresa

El próximo día 28 por la mañana se desvelará el verdadero rostro de santa Teresa, reconstruido tal como era cuando tenía cincuenta años, una cara que ha sido reconstruida con técnicas actuales.

La reconstrucción del rostro se ha llevado a cabo en el Victorian Institute of Forensic Medicine (Monash University, Victoria, Australia), aplicando una combinación de metodologías forenses actualmente en uso en Estados Unidos y Reino Unido y basadas en los datos antropométricos y en las radiografías que se han realizado con motivo del actual reconocimiento científico.