Chiquitunga cumple 100 años

El 12 de enero de 2025 celebramos el centenario del nacimiento de María Felicia de Jesús Sacramentado, conocida con cariño como «Chiquitunga». Esta carmelita descalza paraguaya, primera beata de su país, es un faro luminoso de fe, amor y entrega. Su vida, breve pero profundamente significativa, sigue inspirando a quienes buscan a Dios en lo cotidiano y en la profundidad del corazón.

Una infancia marcada por el carácter y la fe

Chiquitunga nació el 12 de enero de 1925 en Villarrica del Espíritu Santo, Paraguay, en el seno de una familia cristiana. Su infancia estuvo marcada por el ejemplo de sus padres, Ramón Guggiari y Arminda Echeverría, quienes inculcaron en ella valores de honradez, trabajo y servicio. Aunque el ambiente familiar era más bien tibio en la práctica religiosa, Chiquitunga desarrolló una fe personal fuerte desde muy joven, cultivada tanto en casa como en el colegio de las Hermanas Salesianas.

Juventud y apostolado en la Acción Católica

En 1941, con solo 16 años, se integró en la Acción Católica, donde encontró un espacio para desarrollar su vocación apostólica. Fue una joven alegre, servicial y profundamente comprometida con los más necesitados. Sus compañeras de la Acción Católica la recuerdan como una líder que animaba a otros a vivir el Evangelio con entusiasmo y generosidad. Su lema, «Todo Te Ofrezco, Señor» (T2OS), reflejaba la radicalidad de su entrega.

En este tiempo también destacó como catequista y maestra, siempre cercana a niños, jóvenes y pobres. Su corazón ardía de deseo de llevar el amor de Cristo a todos los rincones, incluso entre los marginados y alejados de la fe.

Un corazón contemplativo: su vocación al Carmelo

La entrega de Chiquitunga alcanzó su plenitud en el Carmelo. Tras un proceso de discernimiento profundo, ingresó en el Monasterio de las Carmelitas Descalzas de Asunción el 2 de febrero de 1955, tomando el nombre de María Felicia de Jesús Sacramentado. Su vida contemplativa estuvo marcada por la sencillez, el amor eucarístico y su devoción a la Virgen María.

Durante sus breves años en el monasterio, Chiquitunga vivía con un gozo que contagiaba a sus hermanas y buscaba ser un «sacrificio vivo» en comunión con Cristo. En sus escritos, se percibe un corazón enamorado de Dios y dispuesto a todo por Él.

Una vida ofrecida

En 1959, a los 34 años, Chiquitunga falleció a causa de una hepatitis fulminante. Sus últimas palabras fueron un acto de amor sublime: “Jesús, te amo. ¡Qué dulce encuentro! Virgen María”. Su partida, lejos de ser un adiós, marcó el inicio de una devoción que crecería con los años.

El Papa Francisco la beatificó el 23 de junio de 2018 en Asunción, resaltando su ejemplo como testimonio de santidad vivida en lo ordinario, con un corazón extraordinariamente generoso.

Chiquitunga hoy

En este centenario de su nacimiento, recordamos a Chiquitunga como un modelo de fe para nuestra sociedad. Su vida nos invita a cultivar la intimidad con Dios, a servir con alegría y a transformar el mundo desde lo pequeño. Que su ejemplo inspire a las nuevas generaciones a responder con valentía a su vocación y a ser testigos del amor de Cristo en el mundo.

Con gratitud y admiración, celebramos a esta hija del Carmelo y del Paraguay, cuya luz sigue brillando, guiándonos hacia el único amor que llena el corazón: Jesús.

Para seguir profundizando en su vida

Ofrecemos aquí enlaces a trabajos sobre su figura disponibles en Internet.

Chiquitunga: Pensamientos, Carmelitas Descalzas de Paraguay