Nos ha dejado el P. José Vicente Rodríguez

El P. José Vicente Rodríguez, carmelita descalzo, acaba de fallecer a la edad de 96 años en la comunidad de la enfermería de Burgos. Nació en Monleras (Salamanca) el 2 de enero de 1926. Hizo sus estudios de Teología y Biblia en la Universidad de Salamanca,  en el Teresianum y en  el Instituto Bíblico de Roma. Ha sido profesor en la Facultad e Instituto de Espiritualidad OCD  en Roma.

Fue director del CITeS (1990-1995) y ha impartido clases en dicho Centro desde 1986 hasta 2019.

Incansable divulgador de los santos del Carmelo, dio cursos por toda España, Alemania, Austria, Italia, Portugal y México. José Vicente Rodríguez es especialmente reconocido por ser editor de las Obras de san Juan de la Cruz y experto en la historia y biografía sanjuanistas. Dedicó al Santo una de sus últimas obras, titulada S. Juan de la Cruz. La biografía.

Son incontables sus libros y artículos. Puedes acceder a muchos de sus trabajos en acceso abierto a través de la plataforma Digicarmel en este enlace.

La lista completa de su bibliografía la tenéis en este enlace.

En nuestro blog hay disponibles charlas y entrevistas suyas. Puedes ir a ellas desde este enlace.

A todos nos asombraba su increíble vitalidad y capacidad de trabajo, a pesar de su avanzada edad. Todavía en septiembre de este año presentó una ponencia en el último Congreso Mundial Sanjuanista celebrado en Ávila. Hace solo unas semanas, con motivo de la fiesta de santa Teresita (1 octubre 2022) dio cuna charla en Burgos sobre la santa de Lisieux como testigo de esperanza.

P. José Vicente, siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor.


3 respuestas a “Nos ha dejado el P. José Vicente Rodríguez

  1. Compartir con él y la Comunidad que por aquellos años vivía en Segovia, Luciano, grandísimo amigo, Domingo Renedo, ídem, el P. Ros y un hermano de cuyo nombre no me acuerdo perdone usted, la memoria empieza a fallarle a uno, unos cuantos meses, felices, inolvidables. De José Vicente solo diré lo mismo que dejó dicho Pedro sobre Jesús de Nazaret en los Hechos bíblicos: fue un hombre, un ser humano que pasó por la tierra haciendo el bien. Acuérdate de los que aquí quedamos y goza con tus compañeros que se fueron antes.

  2. «El Señor está cerca». Ten cerca de JoseVicente que ya se han encontrado cara a cara en la Alegría del cielo y tan cerca de nosotros, que es posible sentirlo en la ausencia de JoseVicente.
    Estoy triste hasta las lágrimas. Y feliz de saber que al fin ha llegado al Gozo, al Disfrute, al Placer de la Vida.
    Lloro por su pérdida, la pérdida de un hombre bueno con alma y corazón de niño,
    un poco payaso (como le gustaba decir de sí en la intimidad) y con una mezcla de picardia sana que le saltaba a los ojos cuando se reía haciendo con ellos una línea recta que no ensombrecía su sabiduría, sino que la hacía más amena e inteligible.

    Estoy segura de que me sonríe ante este «perfil» improvisado que hago de él
    y parece que le oigo decirme: ¡Me gusta mucho como dices las cosas!
    Para mí ha sido la «transparencia» en cuanto a entender a Juan de la Cruz (algo que ocurrió cuando le oí por primera vez en unos ejercicios espirituales) a mis 24 años.
    Era absolutamente encantador oírle leer algún texto del santo. Y allí, de su mano y bajo el sonido de su voz, conocí al Santico de Fray Juan, su «San Juan de la Cruz querido».
    Y también ha sido para mí y para muchos, el «texto». Ha sido un escritor empedernido que nos ha allanado el camino y hecho asequible y cercana la doctrina de Juan de la Cruz.
    Su bondad era monumental. Gracias a ella se produjo la reconciliación más sonada de toda mi vida por la que le estaré eternamente agradecida.
    Su gusto por el Sur (Andalucía) contactaba rápido con el carácter de los andaluces de los que él terminó por contagiarse. Y ahora lejos de su amada Andalucía, se nos ha ido al cielo desde Burgos…¡misterios de la obediencia!
    Su viaje por esta vida ha sido, pese a su longevidad, como el de una estela fugaz y brillante de luz en medio de la oscuridad reinante.
    Su simpatía, su ternura, su inocencia, su cariño, eran capaces de envolverte, según él decía: en «Un abrazo grande que, dicho a lo griego digo como a mí me gusta decir: megaabrazo». En ese megaabrazo con el que los últimos años quiso y supo rodearme, me quedo y a la vez me voy con él.
    Lo mejor que me otorgó fue nombrarme «Maestra de Esperanza»,después de leer una charla que di sobre La Esperanza y la memoria en Juan de la Cruz.
    Una esperanza que hoy retomo convencida de que más pronto que tarde, podremos darnos el magaabrazo eterno que tanto le gustaba, en la casa del Padre.

    ¡Disfruta y goza querido JoseVicente de ese Amor dulce, embriagador, apasionado y placentero que vislumbrabas en tu vida!
    Una vida (la tuya) llena de experiencias, rotunda como ese piano que acompañan los chelos, risueña como esas panderetas de tu Andalucía, siempre con la música de fondo de tu San Juan de la Cruz querido, como la melodía continua de las guitarras, una vida en la que supiste integrar esos violines agudos de la enfermedad y la vejez, en armonía pura y dura de Amor.
    Te quiero siempre, querido hermano y amigo Josevicente…

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