Un pensamiento en los confines de lo sensible. Teresa en Julia Kristeva

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Pedro Paricio Aucejo 

Como Dawson, Schumacher, Sender, Cioran y tantos otros intelectuales no creyentes quedaron fascinados por la figura de Santa Teresa de Jesús, también la pensadora atea Julia Kristeva (1941) fue seducida por la monja castellana cuando, a instancias de un editor, se vio en la tesitura de estudiarla. “Dado que no soy creyente –cuenta la escritora francesa de origen búlgaro¹–, traté de familiarizarme con su modo de sentir y pensar, procuré interpretarla”.

Hasta llegar a ese momento, aunque no tardó en convertirse en un referente destacado de la vanguardia literaria francesa, esta profesora universitaria, lingüista, psicoanalista y filósofa tuvo que afrontar un largo recorrido académico. Su inagotable curiosidad cultural se mostró ya en su juventud cuando, después de doctorarse con una tesis sobre los orígenes de la novela francesa, formó parte de la prestigiosa revista ´Tel Quel´, que reunía a renombrados especialistas de varios campos de investigación con la pretensión de abrir nuevos caminos de reflexión.

Su obra –con influencias de Barthes, Foucault, Freud, Lacan y Lévi-Strauss– se hizo muy influyente en el ámbito internacional del análisis crítico del estructuralismo, la relación entre la literatura y el psicoanálisis, la teoría cultural y las políticas de género. Con más de 40 libros publicados, varios doctorados honorarios en universidades americanas y europeas y prestigiosos galardones (además de premios académicos, está en posesión de la Legión de Honor francesa), se considera una intelectual cosmopolita, ecléctica y nómada.

Entre sus muchas aportaciones en el campo de la semiótica, cabe destacar la definición y estudio de la ‘intertextualidad’. Abordó también el lenguaje como proceso transgresor dinámico, más que como simple instrumento estático. Elaboró una teoría del sujeto como realidad evolutiva inefable que solo se deja conocer a través de sus efectos. En 1980 cambió su tendencia a desarrollar una teoría general del lenguaje para ofrecer una serie de análisis de sus experiencias artísticas y personales concretas, con una variadísima temática: amor, maternidad, intimidad femenina, melancolía, depresión, experiencia de ser extranjero, escritura biográfica y autobiográfica, derechos de las mujeres, de los minusválidos, de los oprimidos… Es en esta etapa de su inquietud intelectual en la que hay que enmarcar su preocupación por la reformadora de Ávila.

Después de años de estudio de la descalza carmelita, Kristeva se percató de que su escritura nos ofrece su cuerpo físico, que se hace y se deshace en sí y fuera de sí constantemente en busca del Otro y de la palabra justa. A este respecto, los éxtasis de Teresa son palabras, imágenes y sensaciones físicas: carne y espíritu a la vez. La formación lingüística de esta profesora le lleva a considerar que el estilo teresiano está radicado íntimamente en las imágenes, y estas están destinadas a transmitir las visiones que no se perciben solo con la vista (se puede llegar sobre todo con el tacto, el gusto y el oído), sino que están en el cuerpo y espíritu entero.

Por otra parte, como experta narradora, estima que, más que en los éxtasis, el enigma de Teresa reside en su forma de narrarlos: se trata de una narración que se produce sin menoscabo de la posesión de una plena conciencia de dichos fenómenos. En esta narración se muestra su particular intimidad y se transporta el cuerpo al infinito del sentido. Teresa es la mejor exploradora del transporte continuo hacia lo innombrable, que, sin embargo, no deja de invitarla a hablar, a pensar. Es un cuerpo y un alma conjuntamente armonizados para la escritura.

Pero será el sentido profundo que del concepto ´revuelta´ tiene Julia Kristeva (mirada dirigida al pasado para hacer surgir valores nuevos de los antiguos valores) el que le permitirá descubrir el atractivo de la escritora abulense: su modernidad. Cinco siglos antes que nosotros, esta mística aclaró la extraña experiencia que es el pensamiento en los confines de lo sensible, cuerpo y alma juntos: en definitiva, los secretos de la escritura. Teresa es nuestra contemporánea: también hoy el acto del lenguaje amoroso sigue siendo una experiencia que no ignora aquellos éxtasis. Y lo será siempre… Más aún, la lozanía de Teresa en la actualidad –que la convierte en figura imprescindible de la cultura europea por su contemporaneidad– permite tomar conciencia de que su impulso transfiguró el catolicismo, siendo testimonio extraordinario de un humanismo cristiano intenso y aún incomprendido. Su obra permite redescubrir que existe un catolicismo complejo, insólito, que invita al mundo secularizado a valorar –sin prejuicios– la intensidad de nuestra necesidad de creer y su deseo implícito de saber.

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¹Cf. Actualidad de una mística, declaraciones de Julia Kristeva a ´L’Osservatore Romano´, edición digital del 2 de Marzo de 2015, en entrevista concedida a Cristiana Dobner (carmelita descalza italiana, filósofa, teóloga, traductora, autora de varios libros de espiritualidad, misticismo y filosofía y colaboradora habitual de numerosos medios de comunicación).

 

 

 

 


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