Hoy, primer domingo de Adviento, se inicia el año que la Iglesia dedica a la Vida Consagrada, que se prolongará hasta el 2 de febrero de 2016.
Desde la presidencia de la Conferencia Española de Religiosos, se lanza esta invitación en su mensaje para este año:
«Un año en el que despertemos y seamos gente inquieta y andariega —como Teresa de Jesús con cuyo año jubilar coincide este— para atisbar nuevas periferias, sacudirnos cualquier instalación acomodaticia y llegar a «otras orillas». Un año para apasionarnos por Dios y por la humanidad, puesto que tenemos suficientes motivos de gratitud y de esperanza. Tiene que ser un año dedicado no a nosotros, sino a Otro y a otros a través de nosotros. Así es nuestra vida».
Coincide, efectivamente, con el año del V Centenario de Santa Teresa, y ello ya está dando pie para reflexionar sobre los retos que tiene planteados la vida religiosa en el mundo actual y cómo el magisterio de Teresa de Jesús puede iluminar ese camino.
Entre las tres cosas necesarias para quienes deseen llevar camino de oración, Teresa, sin dudarlo, menciona la primera el amor. No un amor etéreo y despersonalizado sino concretísimo: «amor de unas con otras» (C 4, 4). La comunidad religiosa se convertirá en escuela de amistad. Reto y novedad en la vida religiosa de su tiempo: frente a los conventos masificados que ella conocía, opta por un grupo pequeño de solo doce y la priora.
Desde el encuentro íntimo con Cristo, y en una iglesia en crisis, Teresa vivió con fuerza la necesidad de revitalizar la vida religiosa de su tiempo, la Orden a la que pertenecía, con la fundación del Carmelo descalzo, realizando así, creativamente, su propia aportación, “eso poquito” que ella podía hacer.
Teresa pone la oración como cimiento de la nueva familia religiosa que ha fundado. No se trata de dedicar unas horas del día a la oración, sino de vivir una vida orante: «No os engañe nadie en mostraros otro camino sino el de la oración» (C 21, 6). Y la oración no son rezos ni ritos, sino relación amorosa con el Amigo. Ella va a reivindicar ese derecho contra los teólogos más influyentes de su tiempo, que se oponían a la práctica de la oración mental por parte de la mujer y reproduce irónicamente sus argumentos: «fulana por aquí se perdió», «no es para mujeres, que les podrán venir ilusiones», «mejor será que hilen».
Un año que se plantea tres grandes objetivos:
Mirar al pasado con gratitud:
«Qué de santos tenemos en el cielo que trajeron este hábito! Tomemos una santa presunción, con el favor de Dios, de ser nosotros como ellos (F 29, 33). «O igo algunas veces de los principios de las órdenes decir que, como eran los cimientos, hacía el Señor mayores mercedes a aquellos santos nuestros pasados. Y es así. Mas siempre habíamos de mirar que son cimientos de los que están por venir». (C 4, 6)
Vivir el presente con pasión:
«Querría dar voces y dar a entender a todos lo que les va en no se contentar con cosas pocas y cuánto bien hay que nos dará Dios en disponiéndonos nosotros» (CC 1, 4)
Abrazar el futuro con esperanza:
«Estando un día muy penada por el remedio de la Orden, me dijo el Señor: «Haz lo que es en ti y déjame tú a Mí y no te inquietes por nada; goza del bien que te ha sido dado, que es muy grande; mi Padre se deleita contigo y el Espíritu Santo te ama» (CC 13).
Enlaces de interés:
- Carta del papa Francisco a los miembros de los institutos de vida consagrada
- Calendario del año de la vida consagrada
- Página de CONFER dedica al año de la vida consagrada
- ¿Qué dice Teresa de Jesús a la vida consagrada hoy? Conferencia de Estibalitz Reino