Doblas de Minerva al cobijo de Santa Teresa

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Mª del Rosario Diez Rodríguez* 

El culto y la adoración de la Eucaristía fuera de la misa es un fruto relativamente reciente de la piedad cristiana. Las Cofradías del Santísimo Sacramento, fundadas fuera de España en el transcurso de los siglos XIV y XV, tuvieron como misión difundir el culto de la Eucaristía, siendo los frailes dominicos los que fomentaron su creación. En el año 1538 el fraile dominico Tommasso Stella erigió una Escuela del Sacramento solo de seglares de estas características en la Iglesia de Santa María sopra Minerva, en Roma, vulgarmente conocida como «Cofradía de la Minerva», que sería aprobada un año después por bula del papa Pablo III, para que sirviera de modelo a las que fueran surgiendo. Entre los fines principales de sus miembros (hombres y mujeres) figuraban el acompañar el Viático a los moribundos con cirios encendidos; asistir a una misa y procesión por el claustro o interior de la iglesia con el Santísimo, generalmente los terceros domingos de cada mes, (de ahí el nombre de Minerva con el que se denominaba a dicha procesión mensual con un toque de campanas especial, las llamadas “doblas de minerva”), participar y dar esplendor a la fiesta del Corpus Christi; preparar para la comunión a los cofrades enfermos y recitar algunas oraciones del dominico santo Tomás de Aquino, el autor de los textos latinos del Pange lingua y el Tantum ergo, que se siguen cantando en dichas minervas.

El Concilio de Trento abordó el tema de la Eucaristía en dos sesiones y desde dos puntos de vista: el dogmático –definiendo con claridad la presencia real de Jesús en el Santísimo Sacramento, rebatiendo así las tesis protestantes – y el reformista –intentando corregir prácticas  que con el paso del tiempo se habían implantado en torno a la misa –. Teresa de Jesús todo esto lo vive con intensidad, la renovación augurada por el Concilio de Trento, no se llevará a cabo si no es desde dentro, piensa ella, y desde la reforma de costumbres y de vida más  conforme al Evangelio. En la Doctora Mística, la experiencia mística es la base de su vida y de su enseñanza: todo pasa por la experiencia mística. Una vez que su experiencia se centró en el misterio de Cristo, tal como ella misma nos lo cuenta a partir de Vida 27, con especial atención a su Humanidad (Vida 22 y Moradas VI, 7), era normal que el Santísimo Sacramento, como ella lo llama, pasase a integrar ese campo de la piedad cristológica de Teresa. En el monasterio de la Encarnación de Ávila florece un grupo de devotas del Sacramento de la Eucaristía. Forman la que llamaban la «Compañía del Corpus…», con reglas y prácticas propias asociadas a las minervas. Teresa pertenece a esa Compañía, entre los duros años que tuvo que bregar con 29 y 39 años de edad. Su pertenencia será decisiva para la Santa, produciendo frutos exquisitos en su posterior piedad eucarística.

Ante un pueblo que necesitaba aferrarse a lo trascendente, que necesitaba ser salvado de su diario “viacrucis”, el Santísimo Sacramento fue, nunca mejor dicho, el cordero inocente que se ofreció voluntariamente para la salvación de las almas. En este contexto de reparación de los pecados se encuadran en las parroquias y conventos las fundaciones de memorias, aniversarios, capellanías y obras pías. El Santísimo Sacramento congregó en su seno grupos sociales «aparentemente» opuestos, desde el más humilde labrador hasta el Corregidor de la villa, así como toleró las diversas manifestaciones de la religiosidad popular: lo sagrado y lo profano, el culto y la fiesta no se entendieron disociadamente. El primer aspecto dio sentido al segundo, así como el segundo hizo que el pueblo celebrara gozosamente el primero.

La Cofradía del Santísimo Sacramento del municipio palentino de Autilla del Pino acudió el pasado domingo 16 de noviembre a las 17:00 al Monasterio de San José y de Nuestra Señora de la Calle de RR. MM. Carmelitas Descalzas como parte de los actos programados por dicha cofradía en este V Centenario STJ 1515-2015, organizando en este tercer domingo de mes, una Misa Votiva y Procesión de Minerva (levantado acta de herencias perdidas) en el interior de la iglesia conventual teniendo como referente la figura de Teresa de Jesús aunados en el culto al Santísimo Sacramento, exaltando el amor a Cristo que resplandece en la Eucaristía. El Grupo de Danzantes de Paloteo del mismo municipio interpretó una Danza Religiosa ante el Santísimo Sacramento, incluyendo un lazo final en honor de la Santa Andariega y sus hijas las carmelitas descalzas. La evidencia de la importancia histórica y patrimonial de esta Danza del Paloteo en nuestra provincia aparece documentada en este caso desde 1595 aunque, siguiendo la tónica general de estas danzas vinculadas en origen a la festividad del Corpus Christi que posteriormente se vincularon a las procesiones organizadas por las cofradías desde el siglo XVII, según los libros de cuentas con los pagos realizados a los danzantes por sus intervenciones. Su repertorio compuesto por un puñado de lazos y versos se va desgranando por el “birria”, director de la danza, con la peculiaridad que en este grupo de danzantes, se cantan en las procesiones para ejecutarlos, cosa que no suele ocurrir en estas tierras. Los actos a los que se unieron los alumnos de 4º ESO del Colegio Santa Rita y algunos cofrades de la Santa Vera Cruz de Palencia terminaron con la visita al Museo-Relicario Conventual ganando la Indulgencia en este Año Jubilar Teresiano 2014-2015 como parte de los lugares establecidos por el obispo D. Esteban Escudero Torres en la Diócesis de Palencia.

Fuente:Diario Palentino: 19.11.2014

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*Miembro de la Comisión Cultural Huellas Teresa de Jesús del Excmo. Ayuntamiento de Palencia.