Hoy se ha presentado en el palacio de la Aljafería de Zaragoza, el número 111 de la revista literaria Turia. La edición homenajea al escritor zaragozano Benjamín Jarnés con un monográfico de 120 páginas con textos inéditos de 15 autores.
Turia ha conseguido convertirse, tras más de 30 años de trayectoria, en una de las revistas culturales de referencia en español. Tiene difusión nacional e internacional y por sus páginas han pasado más de mil autores de diversas procedencias estéticas e ideológicas, lo que da idea de la riqueza y pluralidad de sus contenidos. En reconocimiento a su labor, la revista obtuvo el Premio Nacional al Fomento de la Lectura.
Con periodicidad cuatrimestral, tiene una edición en papel y otra digital (web y Facebook). La publican el Instituto de Estudios Turolenses de la Diputación de Teruel, el Ayuntamiento de Teruel y el Gobierno de Aragón. Este número cuenta también con el patrocinio las Cortes de Aragón y la Obra Social de IberCaja. En él aparece una entrevista a Aurora Egido, incorporada hace unas semanas a la RAE tras leer su discurso de ingreso. Aurora Egido es catedrática de Literatura de la Universidad de Zaragoza. Voraz lectora desde niña, se ha convertido en una de las mayores especialistas en la literatura de los siglos de Oro. A lo largo del diálogo con Emma Rodríguez, salen nuestros místicos carmelitas, Teresa y Juan de la Cruz. Ofrecemos esta pequeña parte de la entrevista, e invitamos a leerla completa en la página web de la revista.
“Considero a San Juan de la Cruz el poeta mayor de la literatura española”
– También los místicos han sido objeto de su atención. Me atrevería a decir de su pasión.
– Bueno, ahí tocamos uno de esos territorios íntimos de lectura a los que me refería antes. Les he dedicado varios estudios y debo decir que mis lecturas de San Juan de la Cruz y de Santa Teresa de Jesús fueron cruciales en mi adolescencia y lo siguen siendo hasta el día de hoy. Considero a San Juan de la Cruz el poeta mayor de la literatura española, precisamente porque él se adelantó en siglos a lo que fue, a partir de Bécquer, la poesía actual. La despojó de toda ganga y la desprendió de la carga alegórica y simbólica que las palabras acarreaban, lo cual era muy difícil. Eso no quiere decir que su poesía no sea simbólica, todo lo contrario. San Juan creó símbolos nuevos, autónomos, cuyo significado no proviene de la erudición que arrastran, sino de la que tienen y alcanzan en el propio poema. Si bien Garcilaso auguró, en cierto modo, esa trayectoria, sería él quien la llevó a sus últimos extremos.
– ¿Y Santa Teresa de Jesús?
– A Santa Teresa la descubrí posteriormente, pero también fue muy significativa. Me llama mucho la atención que un personaje tan singular como Truman Capote, haya sido también lector suyo, pero es que en la autobiografía moderna, después de San Agustín, cuyas Confesiones ella tenía y llegó a comentar, va a ser el gran hito de esa ficción que consiste en contar en primera persona. “El libro de la vida” es el más moderno y avanzado en ese sentido y de él Cervantes aprendió muchísimo. Ese estilo suelto, que recogía la tradición del “escribo como hablo” de Valdés, pero llevada a sus últimas consecuencias y que es lo que se ha dado en llamar “desbordamiento” de la palabra interior, está en esa obra. Santa Teresa siempre me ha interesado como prosista y creo que tiene mucho que decir a la narración moderna su trabajo en ese ámbito. Fray Luis de León se dio perfectamente cuenta de ello cuando prologó sus obras, incluso cuando hablaba de sus defectos, de los que decía que eran como un lunar en un rostro bello, que lejos de afearlo lo engrandecen. La belleza de la imperfección está también en Gracián, que prefiere a Velázquez con sus impurezas que a otros pintores más correctos. Esa belleza de lo feo, de lo desagradable, que está en Santa Teresa, marca ese cambio de estética y de gusto. El hecho, además, de ser mujer y de no ser letrada, se convierte para ella en una liberación. Siempre está parapetándose en que es inculta, y claro que no tiene los vastos conocimientos de Fray Luis, pero en verdad encierra una cantidad tremenda de lecturas, que no confiesa pero que están ahí. Su ventaja es que, haciéndose la tonta y la inculta, lo amaña todo a su manera, lo lleva a su propio terreno y hace que la prosa destile formulaciones nuevas, discurriendo con rupturas de la sintaxis que no estaban permitidas y rompiendo las reglas de la retórica. Después de ella, sólo Cervantes es capaz de hablar en ese estilo abierto y suelto, ese estilo de apertura que no se somete a las reglas.
Emma Rodríguez, Revista Turia
Leer la entrevista completa en ieturolenses.org

MIL GRACIAS POR EL REGALO DE ESTA ESTUPENDA ENTREVISTA A LA ADMIRADA Y ADMIRABLE AURORA EGIDO.
Juan Antonio
Una admiración que sentimos también desde este blog, y que nos alegra que sea compartida por quienes nos leen. Gracias por dejar este comentario.