
Pedro Paricio Aucejo
Los números no lo dicen todo pero permiten calibrar la magnitud de los acontecimientos. Así, el pasado 7 de enero nuestro blog servía de escenario a dos noticias con cifras relevantes: a la izquierda de la página, en la columna de las entradas, se anunciaba que, con tan solo once meses de existencia, el blog había superado las 100.000 visitas; a la derecha, en la barra lateral, se informaba de la presencia de 10.000 refugiados en la misión carmelitana de Bangui. Mientras que el alcance de la primera de ellas no precisa de especial aclaración –los múltiples visitantes que cada día acceden a su convocatoria son coprotagonistas en primera persona de este éxito–, la segunda exige una cierta explicación.
Bangui es la capital y ciudad más grande de la República Centroafricana, nación que, a pesar de sus abundantes recursos minerales, así como maderas, energía hidroeléctrica y tierras de cultivo, se encuentra entre las diez más pobres de África y, por ende, una de las más pobres del mundo. Sus dificultades de desarrollo son fruto del constante conflicto que asola a su población, pues por esta causa se incumplen reiteradamente los proyectos, públicos y privados, de reactivación económica. Por su parte, Bangui –que, debido a la inestabilidad política, fue considerada en 1996 como una de las ciudades más peligrosas del planeta– ha sido objeto de una intensa destrucción, como consecuencia de las distintas oleadas de agitación política que la han acosado durante décadas, incluyendo la rebelión actual. Esta se produjo a fines de 2012, cuando la coalición Séléka se levantó contra el gobierno autocrático, dio un golpe de Estado y conquistó la ciudad, sumiendo al país en el caos y la guerra civil. A pesar de la presencia de fuerzas armadas internacionales, que intentan proteger a la población y contribuir a la estabilización de la República Centroafricana, en estos momentos la situación en Bangui parece estar fuera de control, arreciando los enfrentamientos, ataques, linchamientos, represalias y todo tipo de abusos.
Es en este contexto en el que hay que situar la información emitida en nuestro blog, que recoge las impresiones de primera mano de Federico Trinchero, prior del Carmelo de esta ciudad, reflejadas en el boletín nº 7 de Noticias de Bangui, de 24 de diciembre de 2013, a cuyo conocimiento íntegro invito a nuestros lectores. En síntesis, este escrito representa la crónica del desarrollo de unos acontecimientos que se iniciaron el 5 de diciembre pasado, con la llegada del primer grupo de refugiados, constituido por alrededor de 600 personas, de las cuales la mayoría eran niños muy pequeños que buscaban, en la misión, un lugar seguro donde cobijarse. Sin embargo, el número de refugiados ha ido poco a poco en aumento, hasta el punto que, en estos instantes, alcanza la cifra de 10.000. Adaptando los planes de actuación sobre la marcha, la comunidad carmelitana los ha acogido y acomodado lo mejor posible, teniendo en cuenta las limitaciones del espacio, la falta de recursos y las condiciones de seguridad del convento, que son muy escasas. A pesar de ello y de las complicaciones que conlleva el día a día en estas circunstancias, la dedicación de los misioneros y el intenso horario elaborado está logrando una fraterna convivencia entre los allí recogidos. Las ayudas van llegando poco a poco, pero es fácil imaginar que serán insuficientes para el elevado contingente albergado de manera tan improvisada.
Esta urgente necesidad de colaboración es la que vincula aquellas dos noticias aparecidas en nuestro blog del día 7, tan aparentemente distintas y distantes, pero que, en verdad, son solo dos caras de un mismo blog, que –a semejanza de la vida– no tiene una configuración lineal sino poliédrica. En efecto, si aquel elevado número de visitas se ha producido es porque varios miles de personas son atraídas en todo el mundo por la vida y la obra de Teresa de Ávila, de manera que en la Santa encuentran la referencia de una espiritualidad basada en el seguimiento y la identificación con Cristo y el consiguiente logro de la contemplación de Dios y el amoroso servicio a Él y al prójimo. Ello supone, pues, que, en coherencia con la experiencia orante de ese proyecto teresiano, buena parte de aquel colectivo de miles de personas intente mirar, con los ojos de Dios, toda la realidad en su integridad e implicarse en la vida del mundo para sanarlo con el Evangelio de Cristo. Como ese proyecto sigue vivo y ha de actualizarse en cada momento en que se precise responder a las necesidades de los hombres, en el caso de la emergencia de los refugiados de Bangui, se requiere ahora, junto a la oración, la ayuda material que asegure –ya– el futuro de los allí cobijados¹.
Si todos los que visitamos el blog fuéramos capaces de trasladar nuestra sinergia digital a la atención de los necesitados de la República Centroafricana, estaríamos configurando en nuestros días, con la Santa a la cabeza, una original y necesaria refundación –en este caso, virtual– de la misión carmelitana en Bangui.
¹Las colaboraciones pueden llevarse a cabo mediante:
- una transferencia bancaria a MISSIONI CARMELITANE LIGURI, usando el IBAN: IT42D0503431830000000010043
- una transferencia a través de la cuenta corriente postal nº 43276344, entregada a AMICIZIA MISSIONARIA ONLUS.
Para más información al respecto, véase el sitio Web amiciziamissionaria.it
En la aldea global, nuestro prójimo nos pide revisar el concepto de proximidad ya no necesariamente geográfica, hacer propia la situación del necesitado que encontramos en el camino. Nuestros caminos se diversifican y multiplican, en la mayoría de las ocasiones no tenemos capacidad de resolver y cubrir la necesidad. Podemos, eso sí, colaborar en la pequeña medida de nuestras fuerzas. Los caminos electrónicos nos acercan… Haití, India, Filipinas, Bangui, …
Pero, sin duda, tenemos un camino físico y un prójimo específico -en la historia no hay casualidades- y, siempre, la posibilidad de dar un rodeo o mojarnos, complicando -seguramente- nuestra existenca.
En fin…