«Eran sus palabras tales y tan llenas de Dios y dichas con tanta prudencia, que robaba los corazones […]. Una cosa me espantaba de la conversación desta gloriosa Madre, y que lo noté muchas veces y me puse de advertencia a considerarlo, y es que, aunque estuviese hablando tres o cuatro horas, que sucedía ser necesario estar con ella en negocios, así a solas como acompañado, tenía tan suave conversación, tan altas palabras y la boca llena de alegría, que nunca cansaba, y no había quien se pudiese despedir de ella».
P. Pedro de la Purificación ocd (1540-1620), secretario de Gracián, acompañó a Teresa en la fundación de Burgos.
A.M.P